Este combate es iniciado por ecuador al ingresar al territorio peruano, pretendiendo llegar hasta el rio amazonas. Esto se debió a que los hitos no estaban bien señalados. Los peruanos los hicieron retroceder y entraron a territorio ecuatoriano. Por razones de convenios internacionales se quedaron con las tierras.
En 1941 se desato el enfrentamiento cuyo resultado favoreció en las armas a Perú.
El perjudicado de esta disputa resultó ser Ecuador, que por el Protocolo de Río de Janeiro, suscripto el 29 de enero de 1942 debió reconocer las pretensiones peruanas. Según Ecuador ese tratado adolece de errores geográficos, ya que en él se menciona una divisoria de aguas entre los ríos Zamora y Santiago. Sin embargo las divisorias de agua son dos: una entre los ríos Zamora y Cenepa y otra que se genera entre los ríos Cenepa y Santiago. Se alude también como divisoria de aguas entre los ríos Zamora y Cenepa a la línea de las altas cumbres de la cordillera El Cóndor, lo que para el país en cuestión, no es certero
Antes de iniciar la invasión, el Perú desataba en el cordón fronterizo una sucesión de hostilidades y agresiones, con la manifiesta intención de pulsar la actitud y comportamiento del gobierno ecuatoriano. Sin embargo de los indicios ciertos de que el país sureño se preparaba afanosa y abiertamente a iniciar operaciones ofensivas, el gobierno, la diplomacia y el frente militar ecuatorianos no tomaron las acciones pertinentes ni afrontaron la situación de preguerra con la responsabilidad que el caso ameritaba.
Finalmente, el 5 de julio de 1941, mientras una de nuestras patrullas realizaba el habitual recorrido y control en el sector de "El Bramador" (sector Huaquillas) fue, sin advertencia alguna, agredida por el fuego de armas automáticas y de repetición ordinaria. La acción agresiva de las tropas peruanas fue de inmediato repelida por la patrulla ecuatoriana, que tuvo que lamentar la muerte de los soldados David Narváez y Francisco Coronel.
El 6 de julio fueron bombardeadas por la aviación peruana las poblaciones de Chacras y Guabillo; mientras los puestos militares de Rancho Chico, Alto Matapalo y Corral Viejo sufrieron continuos ataques terrestres. Las hostilidades del Ejército peruano disminuyeron a partir de aquel día para reiniciarlas con toda intensidad el 23 de julio en la frontera correspondiente a la provincia de El Oro.
Efectivamente, las guarniciones ecuatoriana fueron atacadas por tropas de infantería, a por medios de artillería y la aviación peruana. A pesar de la significativa inferioridad numérica en personal y medios nuestras fuerzas resistieron el ataque intenso y avasallador; inclusive, de los bombardeos continuos de la aviación enemiga. El 25 de julio las tropas ecuatorianas ocupaban una segunda línea de resistencia materializada por la quebrada Bejucal.
Paralelamente, recién el gobierno del Dr. Carlos Arroyo del Río decretaba, para fines de instrucción, la llamada "al servicio de las armas" a los ecuatorianos nacidos en los años 1916, 1917, 1918 y 1919.
Las operaciones ofensivas peruanas fueron ampliadas a la jurisdicción de la provincia de Loja. El 25 de julio en la tarde, la población de Macará y guarniciones fronterizas fueron igualmente atacadas.
A partir del 26, a las 18hoo, entraba en vigencia el cese de fuego, compromiso que cumplió solamente el Ecuador, pues, el Perú, por el contrario, aprovechó para continuar penetrando, sin resistencia alguna, en territorio ecuatoriano.
El cese de hostilidades se materializó con los ataques que sufrieron las guarniciones orientales y el pretendido avance de las tropas peruanas hacia la provincia del Azuay.